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El recreo es ese momento en el que los niños desconectan de las clases y aprovechan el tiempo libre para jugar, charlar con los amigos o hacer deporte. Y, si hablamos de deporte, inevitablemente el rey del patio es el fútbol, cuya práctica, a veces, puede generar conflictos, altas dosis de competitividad y exclusión. Un ambiente tóxico que en el colegio El Armelar de Valencia empezaron a detectar hace unos años con un grupo de alumnos a la hora del recreo cuando se jugaba al balompié, y que decidieron solucionar con un proyecto de aprendizaje-servicio que hace del patio un lugar integrador, lúdico y participativo.

La solución, pues, pasaba por buscar alternativas de juego, por lo que los profesores presentaron su idea a la dirección del centro, que por supuesto estuvo de acuerdo, y les proporcionó todo el material necesario para llevar el proyecto a cabo: juegos de mesa, bolos, cartas o puzles. A partir de ahí, el departamento de educación física creó juegos de inclusión en los que lo que importa es que los niños y niñas disfruten jugando, no quién gane o pierda, que fueron derivando hacia el aspecto musical, es decir, juegos relacionados con el baile, la música y las canciones. 

Con las actividades definidas, se eligió el miércoles —por ser el día que está en el ecuador de la semana lectiva—para organizar este nuevo recreo inclusivo, en el que los alumnos de 6º de primaria, al ser los mayores —comparten el patio junto a sus compañeros de 3º, 4º y 5º— se dividen en tres grupos que van rotando cada cuatro semanas para que todos pasen por todas las áreas: alquiler de juegos, vigilancia/acompañamiento en el recreo y música. 

Con los roles definidos, los alumnos de sexto presentaron el proyecto al resto de cursos, que han acogido con gran entusiasmo la propuesta, donde todos se muestran abiertos para participar en las actividades propuestas, que ese día pasan por evitar los balones, en especial el de fútbol. 

El buen clima y la convivencia que se respira ha impregnado el resto de los días de la semana, en los que el ambiente a la hora del recreo es mucho más sano. En esto juegan un papel muy relevante los vigilantes o acompañantes del patio, que son los alumnos de sexto que velan por la convivencia entre los compañeros y que actúan de mediadores en caso de que surja algún conflicto. 

Los acompañantes de patio han de seguir una serie de pautas que les trasladó el departamento de mediación del centro, a saber: vigilar que nadie esté solo, que en caso de conflicto lo primero que hay que hacer es separar y preguntar a los implicados qué lo ha causado y mediar para su resolución, y ayudar a ponerse en el lugar del otro, es decir, la empatía hacia los demás, para llegar a buen término. 

El éxito de estos acompañantes de patio está más que demostrado, si bien en caso de que el conflicto vaya más allá y el vigilante no pueda resolverlo por sí mismo, lo traslada a los correspondientes tutores, que se encargan de mediar y solucionar el conflicto. 

De esta manera, en el colegio El Armelar de Valencia los recreos y, en concreto el fútbol, ya no suponen un motivo de exclusión, ni de conflictos ni de una competitividad mal entendida, sino que, a través de juegos, música y unos alumnos motivados que entienden la necesidad de convivir y divertirse de una manera sana y natural, son ahora un punto de encuentro donde todos tienen cabida. Un recreo para todos.