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El acoso escolar no para de abrir telediarios. Hoy en día, es uno de los mayores problemas a los que nos enfrentamos como sociedad.

Según un estudio publicado por el Ministerio de Educación y Formación Profesional “El 9,53% del alumnado de Primaria indica haber sufrido acoso y el 9,2% ciberacoso. Ante una situación de 'bullying', el 30,91% del alumnado avisa a un profesor, un 20,17% a un familiar y un 14,8% a un compañero”. 

A raíz de la pandemia, el bullying ha crecido exponencialmente. Esto es debido a el aumento de las redes sociales. El acoso ya no se queda en las aulas y el ámbito escolar, sino que traspasa esa barrera llegando a miles de personas a través de las redes sociales. 

Según un artículo del País “Las redes sociales lo convierten en una forma de opresión envolvente y sin horario que persigue a la víctima día y noche. Es cierto que hoy existe una mayor sensibilidad social frente al problema, pero también se da una mayor vulnerabilidad de los adolescentes frente a este tipo de violencia. Muchos de los agresores son a su vez víctimas de un malestar emocional que canalizan volcando su agresividad en quienes perciben con flancos débiles o diferencias de cualquier tipo, desde las gafas hasta el color del pelo, la estatura o el peso.” 

Desde los colegios de la Institución se amparan en un protocolo de actuación dirigido específicamente a este tipo de problemas. Miguel Ángel, psicopedagogo de uno de los centros nos asegura que “la difusión en redes ha hecho que los casos aumenten. Todo vale por un like. Aunque esto suceda fuera de las aulas, nosotros estamos obligados a actuar ya que su vínculo de unión somos nosotros como centro”. 

Desde nuestros colegios, fomentamos sesiones de sensibilización que sirven tanto a profesores como alumnos. Contamos con charlas, de organismos públicos como la policía nacional para concienciar de la importancia de ayudar a las personas en estas situaciones, las consecuencias legales que tiene cometer este tipo de actos e incluso enseñar casos reales. Además, Miguel Ángel nos asegura que los protocolos se revisan todos los años para que estén lo más actualizados posible. 

Miguel Ángel, nos explica “hay muchos tipos de acoso. Hay muchos casos en los que no agreden física ni verbalmente, pero dejan totalmente de lado a una persona y ni le dirigen la palabra. Eso también se considera acoso”.

“La forma de actuar es abrir el protocolo. Una vez abierto, poner observadores, hablar con todas las partes, familias… se hace un estudio exhaustivo. Ponemos en el centro a la victima, pero también al acosador. Que el acosador sea consciente y vea que tiene muchos ojos encima de él. Pero también intentamos que las personas pasivas (aquellas que lo ven pero no actúan ni para bien ni para mal) sean conscientes de que si no denuncia estos hechos están siendo cómplices” asegura Miguel Ángel.

En definitiva, el acoso escolar es un problema real del siglo XXI con el que toda la sociedad tenemos que estar muy concienciados, estar pendientes y ayudar siempre a las víctimas.