Llega el mes de septiembre y, con él, los alumnos vuelven a las aulas. En ellas, lucen relucientes sus pupitres, la pizarra tiene ese brillo después de tres meses sin que una tiza pase por ella que no volverá a tener hasta dentro de mucho tiempo, los libros de texto esperan ansiosos a ser abiertos, subrayados, dibujados y manoseados; y los profesores se preparan para impartir una nueva lección. Por delante, nueve meses para aprender, estudiar y, claro que sí, disfrutar. Pero durante estos tres meses de verano, mientras los estudiantes disfrutaban de sus vacaciones, los docentes han preparado con esmero, detalle y cariño cada asignatura para que, una vez comienza el nuevo curso, niños y jóvenes puedan aprender y asimilar los nuevos conocimientos del año académico entrante. Porque durante el periodo estival, los profesores, tienen un duro trabajo por delante a la hora de preparar todas las asignaturas que tienen que impartir desde septiembre, una realidad que destierra el mito de que estos gozan de unas largas vacaciones, como si una vez que los alumnos salen de las aulas su trabajo acabara en ese instante. Nada más lejos de la realidad.
Mientras los líderes de algunas de las mayores potencias del mundo se reunían en Madrid los últimos días de junio en la cumbre de la OTAN, un grupo de 50 jóvenes hacía lo propio del 27 al 29 de ese mes, sin acaparar la atención de los medios de comunicación, para buscar soluciones a la emergencia climática que asola al planeta, en la Cumbre de jóvenes por el clima organizada por Ayuda en acción. Este proyecto europeo, llamado 1Planet4All, busca según los organizadores “promover la participación y el compromiso activo de la juventud en la lucha frente a la amenaza global que supone el cambio climático” y los allí presentes fueron escogidos entre más de 4000 alumnos de ESO, Bachillerato y universitarios. De entre esos 50 elegidos para formar parte de esta importante cumbre, un alumno de la Red de centros fue invitado a participar en esta: Carlos Mazón, alumno de 3º de ESO del colegio Santa Teresa de Alicante, quien tras dos años trabajando en la Liga de debate en el propio centro junto a sus compañeros, vio recompensados sus excelentes dotes de oratoria, empatía y sensibilidad por un jurado profesional en el evento provincial de esta Liga, el paso previo para acudir a la cumbre.
Las vacaciones son un periodo perfecto para que niños y jóvenes disfruten de la lectura. Los casi tres meses de tiempo libre de que disponen dan para multitud de actividades tales como hacer deporte o cultivar aficiones, tales como los videojuegos o las tan de moda series de televisión; pero no son excluyentes con dedicar parte del día a leer un buen libro. Aunque las estadísticas dicen que los jóvenes de entre los 14 y los 24 años son los que más leen en su tiempo libre, lo cierto es que, tal y como nos cuenta Carmen García, profesora de Lengua y literatura en Secundaria del colegio Santa María la Nueva y San José Artesano de Burgos, cuesta mucho que los alumnos cojan un libro por sí mismos y desarrollen el hábito de la lectura.
“Si no sabes qué departamento se encarga de hacerlo, significa que lo hacemos nosotros” nos cuenta Antonia Sáez, que forma parte del área de administración del colegio Itálica de Sevilla. ¿Que hay que cambiar unos pupitres este verano, acondicionar una nueva aula, llamar a un técnico para que arregle la línea telefónica, comprar folios o arreglar esa puerta que chirría? La solución, sin duda, pasa por administración.